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Los Condores

Opinión: Chile crece y Sudamérica triunfa en Nantes

No era fácil el último compromiso de Los Cóndores para cerrar lo que ha sido la primera e histórica participación de Chile en un Mundial de Rugby. Enfrente, unos Pumas necesitados de puntos para clasificar a cuartos y obligados a mejorar después de la inesperada derrota ante Inglaterra y la victoria escasa ante Samoa.

Los chilenos, dirigidos por un uruguayo Pablo Lemoine que confirma continuidad en el puesto, sabían la que se les venía encima y tras una abultada derrota ante Inglaterra (0-71) apretaron los dientes. En esta ocasión, Chile sí pudo inaugurar su marcador con un try de Dussaillant en la segunda mitad que llegó después de que el TMO anulara otro que había concedido en cancha el árbitro neozelandés Paul Williams.

Chile también pudo abrir su casillero en el primer tiempo con un penal ejecutado por Videla desde mitad de cancha, bien dirigido, aunque se quedó corto por poco. Pese a ello, correcta decisión la de patear a palos ese penal tempranero y lejano. Fue una declaración de intenciones ante unos Pumas que tuvieron que trabajar duro porque sintieron todo el tiempo que Chile estaba bien plantado en la cancha y jugando como se debe en estas instancias, con madurez y sin regalar nada, ni metros ni ocasiones de anotar. Por eso al final, Creevy, Petti, Cubelli y todos los demás pumas celebraron y reconocieron con respeto bien ganado el esfuerzo de Los Cóndores.

A eso se llegó después de un primer tiempo que terminó 0-24. En la segunda parte Los Pumas anotaron algún punto más pero Chile les hizo el soberbio try de forwards ya reseñado, que frente a unos argentinos siempre orgullosos de su trabajo de delanteros vale doble. ¿Quién no se acuerda de la famosa bajadita en el scrum patentada por Los Pumas y sufrida a nivel de clubes y colegios por cualquier equipo chileno o uruguayo de la categoría que fuese que se enfrentaba a un combinado argentino? Bajadita que las continuas modificaciones a las normas que regulan el scrum han hecho impracticable.

Chile no anduvo mal ni en posesión ni en territorio, rondando el 40% en ambos parámetros. Tampoco en disciplina, concediendo menos penales que en otras ocasiones. Prueba de ello es que a diferencia de los tres partidos anteriores, Chile no vio ninguna tarjeta ante Los Pumas, que tuvieron a Isgro en el sin bin. Y eso que, como siempre, Los Cóndores tacklearon con todo, pero escrupulosamente dentro del reglamento. Aún así, Los Pumas, con su experiencia y mayor velocidad, anotaron ocho tries, los dos últimos, casi al final. Redondearon así el 5-59 final. En todo caso, una victoria de los dirigidos por el australiano de origen libanés Michael Cheika algo más estrecha que la que lograron hace un mes en Madrid ante Los Leones españoles. Entonces, Federico Nicolás Sánchez también fue el director de orquesta argentino. En Nantes sumó su cap número 100 y fue elegido mejor jugador del partido.

El parangón entre lo de Nantes y Madrid no está de más. Ofrece una medida justa de dónde está cada uno en el Tier-2, sobre todo cuando se compite por los favores de World Rugby, que ya sabe que sin reconocer y premiar lo que hacen mundialistas como Chile, Uruguay, Georgia o Portugal no hay expansión del rugby posible. Equipos que juegan con los jugadores que ellos mismos forman y sin necesidad de recurrir a terceros que encajen en las siempre cambiantes reglas de elegibilidad de World Rugby, esas a las que salvo Argentina y Sudáfrica se encomiendan todas las demás selecciones del Tier-1. Por no mencionar a Japón, Tonga o Samoa, como los otros, auténticas legiones extranjeras. Cantar los himnos nacionales como lo hicieron en Nantes los jugadores chilenos y argentinos no se improvisa. Se siente y de vive desde niños. Y eso también llena estadios y atrae público. De manera permanente y no circunstancial.

En el debe de Chile ante Los Pumas, las pérdidas de lanzamientos propios en los lines y de balones en juego a la mano o al recepcionar las patadas tácticas rivales, en algún caso errores forzados por el sol cegador de un Nantes que vivió un segundo verano este inolvidable 30 de septiembre de 2023.

La capital bretona está lejos de sentir el rugby con la pasión con la que se sigue nuestro deporte en el suroeste de Francia. Aunque en su día la ovalada si la llevó en la ribera del Loira, sobre todo por su estrecha relación con la galesa Cardiff debido a la dependencia mutua de la industria del carbón, lo cierto es que desde hace casi 80 años acá manda el fútbol. Por eso en Nantes casi todo el ambiente lo pusieron chilenos y argentinos. Ambas hinchadas confraternizaron dentro y fuera del Estadio de la Beaujorie, donde La Marsellesa francesa, tan presente en otros estadios, apenas se oyó.

Al igual que los locales, World Rugby puede tomar buena nota. Era la primera vez en 36 años de mundiales que dos selecciones sudamericanas se veían las caras en esta instancia. Llenar un estadio de casi 40 mil localidades por dos hinchadas de países a más de 12 mil kilómetros de distancia no lo hace cualquiera. Chile y Argentina, sí. Eso en las tribunas, donde se reflejó con exactitud demográfica la diferencia poblacional entre ambos países. En la cancha y más allá del resultado, un partido disputado y de calidad. En conjunto, un espectáculo de primera sin necesidad de cheer leaders y otras excentricidades forzadas con las que se pretende improvisar mercados del deporte oval donde no hay ni base, ni tradición, ni cultura rugbística propia. En Sudamérica, sí.

Ahora toca capitalizar todo eso. Si Argentina, Chile y Uruguay llenan estadios en Francia, es obligado que los Tier-1 que juegan con Los Pumas en Buenos Aires, Tucumán o Mendoza crucen el Río de la Plata y la Cordillera de Los Andes para premiar y hacer crecer aún más a un rugby sudamericano que es más que centenario y en el que Pumas, Teros y Cóndores han pasado de jugar entre ellos en GEBA, Carrasco Polo y el Prince of Wales Country Club a hacerlo juntos en el gran escenario global. Chapeau pour unos Sud-Americaines que han demostrado que llevan décadas haciendo la pega. No por nada y antes de que Los Pumas se llamaran así, su desafío era jugar al otro lado de la Cordillera o del Plata. De ahí a Sudamérica XV en la década de 1980 o a la SLAR. Hitos que explican que lo logrado en este Mundial ni es casualidad, ni mérito de uno solo, ni algo que surgió ayer. World Rugby tiene la palabra.

Columnista Rugbiers. Periodista, Profesor Universidad Complutense de Madrid, jugador de Country Club y Olimpico de Pozuelo

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